Hoy en día estamos obligados a ir en muchas direcciones, tenemos responsabilidades en todos lados, en el trabajo, en la universidad, en el hogar y a veces estás nos superan y no tardan en manifestarse a través de nuestro cuerpo, dado que es la manera que tiene nuestro cuerpo de defenderse y de avisar que algo anda mal, Esto es un instinto sano que nos permite saber cuándo estamos en situaciones de emergencia, por ejemplo las luces intermitentes de un carro que va delante del nuestro nos hace ir más lento o cambiar de canal. Las luces intermitentes serían la señal de nuestro cuerpo ante el exceso de estrés y cambiar de canal o ir más lento sería la respuesta ideal desde nuestra consciencia.
La mayoría de veces no estamos preparados para las cargas de energía adicional que pueden generarnos ansiedad, temor, preocupación y tensiones. Si el estrés no se mantiene bajo control, puede ocasionar graves problemas de salud tales, como presión arterial alta, enfermedades cardíacas y diabetes. Y más cuando hay que hacer frente a acontecimientos que pueden acrecentar el estrés, como: La pérdida de un trabajo (o el comienzo de uno nuevo), su hijo se marcha del hogar familiar o regresa a él, la muerte de su cónyuge, un divorcio o un matrimonio, una enfermedad o lesión suya o de un familiar cercano, problemas de dinero, una mudanza, el nacimiento o la adopción de un bebé.
Desafortunadamente el tiempo de vez en cuando va muy de prisa en nuestras vidas y no nos damos un tiempo para discernir cuando nos sentimos enfadados, tristes o simplemente muy estresados, esto nos ha separado de nuestros estados emocionales y sensación de estrés que creamos al reaccionar a ciertos eventos… Es importante conocer que el estrés es necesario en nuestras vidas dado que como antes mencionaba el estrés es crítico en situaciones de emergencia, también se activa en una forma más sencilla cuando la persona está tensa, aunque no corra peligro. Entonces un poco de estrés de este tipo puede ayudarte a mantenerte atento, listo para hacerle frente a cualquier reto. Y el sistema nervioso vuelve a su normalidad, listo para responder de nuevo cuando sea necesario.
Pero el estrés no es siempre una reacción a cosas inmediatas o momentáneas. Eventos progresivos o a largo plazo, como los ejemplos antes mencionados, también pueden causar estrés. Las situaciones a largo plazo pueden producir un estrés de poca intensidad, pero perdurable, ocasionando dificultades a la persona. El sistema nervioso siente una tensión continua y se mantiene relativamente activo a fin de continuar liberando hormonas adicionales durante un período de tiempo prolongado. Esto puede agotar las reservas del cuerpo, haciendo que la persona se sienta agotada o abrumada, debilitando el sistema inmunológico del cuerpo.
Aunque una suficiente cantidad de estrés puede ser buena, una sobrecarga es algo aparte - nadie se beneficia por demasiado estrés. Por ejemplo, tener un poco de estrés porque tienes un examen puede motivarte a estudiar más. Pero cuando el examen te causa mucho estrés, te concentras menos en la materia que necesitas aprender.
¿Cómo saber cuándo me estoy sobrecargando de estrés?
Nuestro cuerpo nos habla, el identificar cuándo estamos sintiendo algo diferente en nuestro cuerpo nos ayuda de mejor manera, algunos síntomas son:
• Ansiedad o ataques de pánico
• Constante presión, confusión y apresuramiento.
• Irritabilidad y melancolía
• Síntomas físicos: problemas estomacales, dolores de cabeza y dolores de pecho.
• Reacciones alérgicas: como el asma
• Problemas del sueño
Es importante también resaltar que todas las personas sienten el estrés de una manera diferente. Algunas personas se enfadan, comportándose de manera poco apropiada y desquitándose con los demás. Otras personas lo esconden y comienzan a padecer de problemas alimentarios o abuso de sustancias ilegales. Las personas que padecen de una enfermedad crónica también notan que los síntomas de su enfermedad se acrecientan cuando tienen una sobrecarga de estrés.
¿Qué podemos hacer para mantener el estrés bajo control?

• Se realista. No trates de ser perfecto - nadie lo es. Esperar perfección de los de
más aumenta el nivel de tu estrés (sin mencionar la presión que ejerce sobre los demás). Si necesitas ayuda con algo, como el trabajo escolar, pídela.
• Duerme bien. Cuando se duerme la cantidad de horas necesarias, el cuerpo y la mente se mantienen en buen estado, pudiendo manejar cualquier situación negativa que cause estrés.
• Aprende a relajarte. El antídoto natural del cuerpo para el estrés se llama respuesta de relajamiento. Es lo opuesto al estrés y crea una sensación de calma y bienestar.
• Cuida tu cuerpo. Los expertos están de acuerdo en que ejercitarse con regularidad ayuda a las personas a manejar el estrés. (El ejercicio excesivo o compulsivo puede contribuir al estrés, por lo tanto, debe hacerse con moderación) Aliméntate bien para que tu cuerpo funcione de la mejor forma posible.
• Cuida tus pensamientos. Tus perspectivas, actitud y pensamientos influyen mucho en la manera en que percibes las situaciones. ¿Está tu copa medio llena o medio vacía? Una buena dosis de optimismo te ayudará a salir adelante en situaciones difíciles. Aunque no tengas práctica o seas algo pesimista, todos podemos aprender a pensar con más optimismo y disfrutar de los beneficios.
• Resuelve los problemas sencillos. Aprender a resolver los problemas cotidianos te hace sentir en control. Evitarlos puede hacerte sentir que tienes poco control de la situación, causándote todavía más estrés.
• Aprende a evaluar la situación con calma, a pensar en las opciones que tienes, y a tomar los pasos necesarios para resolver el problema. Cuando te sientes capaz de resolver problemas pequeños, tendrás la confianza necesaria para resolver problemas más complejos - lo cual te ayudará en situaciones que te causen mucho estrés.
Aprende a pensar que los retos son oportunidades y las situaciones difíciles no son desastres, sino problemas momentáneos. Resuelve los problemas y pide ayuda y consejos de otras personas, en vez de quejarte y permitir que se te acumule el estrés. Fija tus propias metas y mantente al tanto de tu progreso. Toma tiempo para relajarte. Sé optimista. Cree en ti mismo. Respira. Permite que un poquito de estrés te motive a tomar una acción positiva que te ayude a alcanzar tus metas.
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