Las preocupaciones incesantes nos acompañan desde los orígenes de la humanidad, es el precio que pagamos por nuestra capacidad de juicio y de reflexión. A veces esta facultad de deseos sobre anhelar, planificar y controlar, se convierte en una enfermedad. Por ejemplo:
- ¿Nota que se preocupa por cosas que escapan a su control?
- ¿Piensa constantemente en algo que le ha sucedido o que podría sucederle?
- ¿Le resulta difícil detener esos pensamientos por mucho que lo intente?
- ¿Se siente molesto cuando las coas que le rodean no son perfectas?
- ¿Advierte que repite tareas una y otra vez sin motivo?
- ¿Constantemente busca en familiares y amigos reafirmación para estos pensamientos y acciones?
No es sorprendente entonces, que si la ANGUSTIA que se siente ante estas u otras cuestiones parecidas resulta muy dolorosa e intensa, la mayoría de los individuos busquen alivio para todas sus preocupaciones y obsesiones, aunque ese alivio resulte temporal. Es entonces cuando en muchos casos las obsesiones dan pie a conductas llamadas COMPULSIONES o RITUALES.
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