¿Qué puede llevar a una persona a asesinar a otra?

    Si eres de los que alguna vez se ha hecho este tipo de pregunta, este artículo te puede interesar.

     Cuantas historias de horror hemos visto y escuchado sobre asesinos seriales, algunos son más sonados que otros por el nivel de crueldad implementado en cada asesinato, estas son historias que prevalecen con el tiempo y en ocasiones toman mayor fama (tal es el caso del famoso asesino serial Charles Manson y su llamada familia), para muchos estas personalidades excéntricas representan el rostro de la verdadera maldad, causando en unos temor, en otros admiración por su habilidad para el engaño y en tantos otros curiosidad. Diversos especialistas entre ellos los psicólogos forenses han intentado por años estudiar a estos sujetos para dar con las respuestas de muchas preguntas que constantemente se hacen referente al tema, entre ellas ¿Qué lleva a una persona a cometer tan horribles crímenes? ¿Existen factores que predisponen a una persona a cometer tales actos?
     A pesar de que cada caso es único, con matrices y experiencias de vida completamente diferente; los estudios han revelado como una muestra significativa de estos sujetos han vivido algún hecho traumático durante su niñez, provienen de familias completamente disfuncional, llegan a cometer delitos a muy temprana edad, poseen un coeficiente intelectual superior al promedio, son reservados y tantos otros detalles que parecen ser claves para la comprensión de estas mentes criminales y sus actos. Para ello, resulta importante conocer aquellos elementos que incitan a una persona a quebrantar las normativas sociales y exponer todos esos deseos y fantasías que albergan en su interior. A continuación se ha tomado algunos datos importantes de diversos especialistas para determinar algunos factores que pueden actuar como detonantes para la comisión de un delito.

Factores de Predisposición en la Comisión de un Delito

     Desde un enfoque Neopsicoanalitico Alfred Adler (1), relaciona el delito con un afán de superioridad, donde el delincuente cree que la víctima es inferior y que nunca será descubierto por sus conductas antisociales. Esta regla es particular de la mayoría de los asesinos en serie, donde su principal blanco de ataques son aquellos que se exponen de manera socialmente vulnerable, es decir, son aquellos que difícilmente son de importancia para el resto, son personas que penosamente no serán notadas cuando desaparezcan, pues sus familiares los han considerado perdidos mucho tiempo antes, entre ellos están las prostitutas, indigentes, consumidores, entre otros,  a estos se le consideran como primera opción entre la lista de víctimas por su fácil acceso y porque ejercen control absoluto sobre los mismos, pues se enmarcan en un nivel inferior en relación a ellos.    
     Según August Aichhorn (2), un factor fundamental para la comisión de un delito es el “Carácter esencial de la conducta criminal” en donde hace referencia a que la impulsividad e irresistibilidad al acto son condiciones fundamentales para ejecutarlo. Haciendo alusión, a que la mayoría de los primeros asesinatos de estos sujetos son cometidos sin ninguna premeditación, los mismos están acompañado de cierto grado de impulsividad, puede considerarse la idea de que es irresistible para ellos el hecho de dejar ir a sus víctimas. Es necesario señalar, que parte de esta impulsividad también se debe al proceso de experimentación, la primera víctima es fundamental para el desarrollo de su larga vida criminal, en ellas se implementa todas aquellas fantasías que han estado rondando la mente de estos sujetos, por lo que fácilmente actúan en relación a sus instintos más primitivos dándole mayor fuerza a la impulsividad que cualquier otra cosa.    
     Por su parte Noél Mailloux (3), expone en relación a la teoría de Piaget, como el origen de la conducta delictiva se basa en la inmadurez psico – afectiva, catalogada como egocentrismo (inmadurez del ego) que afecta la capacidad para establecer relaciones interpersonales (lagunas de socialización). En la historia de algunos de estos asesinos seriales se puede conocer como desde temprana edad expresan dificultad para la comunicación y relación entre sus pares, generando más complicación en su etapa adulta donde le es casi nulo el hecho de mantener una relación estable amorosa con una persona, llevando esto, a tomar por obligación la estadía de sus parejas sexuales a mayor tiempo para su disfrute personal. Ausentarse o desvincularse de las actividades que implican interacción socializada con su entorno, es una característica específica de estos sujetos, gran parte de su niñez y etapa adulta están marcadas por el aislamiento que ellos mismo proporcionan a la incomodidad de disfrute con grupos mayoritarios de personas.  Esta insatisfacción a lo largo de su proceso evolutivo de sus deseos y carencias afectivas, buscan obtenerla a través de actos impulsivos y violentos hacia otros.

Otro factor importante a considerar   

     La parte más significativa para el desarrollo psicoevolutivo de una persona es la etapa de la niñez, aquí comenzamos con nuestro proceso de experimentación, adaptación y formación, nuestros principales modelos son nuestros padres, en ellos vemos la oportunidad de estructurar nuestra propia personalidad. En la cercanía que han tenido que establecer los especialistas en el área para la valoración de estos sujetos se han encontrado con la desestructuración familiar que los mismos manejan, muchos vienen de hogares completamente disfuncional y padres abusivos o ausentes, para ello, toma total relevancia en estos casos:

Relación Padres – Hijos

     Ante la comisión de un delito, se vuelve indispensable la evaluación de la relación e interacción de estos sujetos con su entorno, principalmente su relación con las figuras paternas, donde parte de ellos son criados en familias donde el abuso y violencia son los principales elementos que prevalecen en la dinámica, su etapa de la niñez es marcada por historias de horror a los que son sometidos por parte de sus “figuras protectoras”, mantenerse en un ambiente posiblemente estricto, hace que algunos tomen cierto rechazo o lo consideren asfixiante, generando una incapacidad para la vinculación entre padres e hijo, dando lugar en ocasiones a la aparición de resentimientos en el niño y que perdura hasta una etapa adulta. Existen otros casos donde la ausencia o negligencia de figuras paternas es clave para la formación delictivo de los mismos, creando en estos una dificultad para establecer vínculos afectivos con otros. Es decir, todo lo ante expuesto determina el hecho de desarrollar una relación negativa entre padres e hijos, permitiendo forjar en ese futuro adulto sentimientos de insatisfacción, inseguridad y dar pie a la inadaptación social del sujeto.

1. Alfred Adler 
Médico y psicoterapeuta austríaco, fundador de la escuela conocida como psicología individual.  Fue un colaborador de Sigmund Freud y cofundador de su grupo.



2. August Aichhorn 
Pedagogo austríaco pionero en aplicar los descubrimientos de Freud a la educación de niños delincuentes.



3. Noél Mailloux 
Psicólogo, filósofo, moralista y un teólogo québécois. También fue religioso del orden de Dominicains.

Referencias 
Oberst, Ibarz, y León, (2004). La psicología individual de Alfred Adler y la psicosintesis de Olivér Brachfeld.
Mollo, J. (2014). El olvido de August Aichhorn y el tratamiento de delincuentes.
   
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