“Mis padres nunca están pendientes de mí”. Tipos de padres (Parte II)


     Si bien el padre sobreprotector es un extremo, el polo opuesto es aquel que desatiende las necesidades de sus hijos y coloca por encima las suyas, siendo a veces incluso despectivos con ellos. Le llamamos padres negligentes, y se ha demostrado que su estilo de crianza puede traer consecuencias desfavorables para el desarrollo socioemocional de los hijos.

      El padre negligente es el desatendido, el que es padre por título mas no por el tiempo que le invierte o el compromiso que le adjudica a dicho rol. Su característica principal es la no implicación afectiva en los asuntos de los hijos, dimitiendo en su función educativa e invirtiendo en los hijos la menor cantidad de tiempo posible. Notable es su escasa motivación y capacidad de esfuerzo.
      Si bien los padres negligentes no se comprometen con las necesidades de su hijo, es posible que sí lleguen a cubrir sus necesidades, asumiendo como muestra de amor el vestir y alimentar a los niños y nada más. No impone límites, y mucho menos proporciona afecto, y cuando imponen algún tipo de disciplina, el asunto se les olvida por completo después. El hecho es que no asumen la responsabilidad de sus acciones, lo que ocasiona que, cuando el hijo presenta problemas de conducta, sea considerado un acto de desconsideración de su parte.
     Importante mencionar su omisión a las emociones y las opiniones del niño. Todo ser humano quiere ser escuchado, y busca también que sus emociones sean validadas. Sin embargo, la construcción de la personalidad de este niño se sustenta en una verdad impetuosa para él: no le importo a nadie, lo que pienso y siento no es importante.

¿Cómo suelen ser los hijos de padres negligentes?

      Para Jiménez (2010), terapeuta infantil y juvenil, los hijos sentirán que hay cosas más importantes que ellos en las vidas de sus padres. Los estudios muestran que estos niños tienden a volverse emocionalmente retraídos, puede conducir a  absentismo escolar y delincuencia, además de que serían inmaduros emocionalmente y rebeldes. Serán pues los niños con peor rendimiento académico y, en la adolescencia, pueden llegar a convertirse en adolescentes hostiles, egoístas y carentes de metas a largo plazo.
     En ese sentido, se destaca su escasa competencia social, pero sobre todo su búsqueda constante de atención. No buscarán el amor de sus padres a través de sus palabras, puesto que fueron vetados de educación emocional, por ello abundan conductas externalizadas (como por ejemplo, rabietas). Son inmaduros, y en su búsqueda de afecto pueden seguir modelos negativos y estereotipados en la sociedad. Construyeron su camino a base de inseguridades, más nunca con la orientación que tanto necesitaban.

      Se puede decir entonces, que la ausencia de los padres, no tanto física, sino emocional, puede acarrear conflictos en los hijos como pocos estilos parentales. La presencia afectiva de los padres es tan importante para el desarrollo socioafectivo, que el modo en que se comporten con nosotros, determinará nuestra percepción del mundo y nuestra regulación emocional.

"En Casa Se Hace Lo Que Yo Diga". Tipos De Padres (Parte I)

Autor

Referencias

Jimenez, M. (2010). Estilos Educativos Parentales y su implicación en diferentes trastornos.

Rodriguez, M. (2003). Pronto seremos tres: la aventura de ser padres por primera vez. Editorial Parramon.

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